Arquitectura / Pintura / Escultura / Urbanismo

El Inicio del Renacimiento

Todo comienza con el inicio del primer milenio de nuestra era. La pintura, la escultura, la arquitectura y el urbanismo se comienzan a producir como un movimiento ubicado en la Europa occidental al que se le conoce como Renacimiento. Aunque este movimiento no se le dio ese nombre hasta el siglo XIX, se determinó que su auge ocurrió principalmente entre los siglos XV y XVI. Más tarde, se fue ampliando a un mayor número de siglos.

Origen y Desarrollo en Italia

El lugar o zona principal donde se produjo el Renacimiento fue Italia. Desde allí, se extendió al resto de Europa, influyendo en todos los aspectos de la pintura, escultura, arquitectura y urbanismo. Con el descubrimiento en 1492 de un nuevo continente por parte de Cristóbal Colón, comenzó una nueva época marcada por cambios en la arquitectura y el urbanismo.

Destacaron figuras icónicas como Leonardo Da Vinci, el pintor más célebre de esa época, y escultores como Rafael y Miguel Ángel. El Renacimiento en Italia abarcó varios siglos, y cada siglo recibió un nombre junto con la palabra “Renacimiento” en italiano. Fue una época de grandes descubrimientos, especialmente en las artes y el urbanismo.

Expansión del Renacimiento en Europa

En otros lugares de Europa, el Renacimiento también dejó su huella. En los Países Bajos, surgió la corriente conocida como Flamenca, con figuras destacadas como Rembrandt, quien fue fundamental en la era de oro neerlandesa.

En España, tras el descubrimiento del continente americano en 1492, el Renacimiento tomó fuerza en todos los ámbitos:

• Pintura: Surgieron pintores importantes desde el siglo XV hasta el final del Renacimiento español.
• Escultura: Muy influenciada por la italiana.
• Arquitectura y Urbanismo: España destacó por su impresionante producción arquitectónica, que se extendió por América y parte de Asia.

El Renacimiento en España

En España, el Renacimiento alcanzó su mayor esplendor en arquitectura y urbanismo, dejando un legado de:

• Palacios y palacetes.
• Conventos e iglesias.
• Catedrales y patios de armas.
• Cuarteles y astilleros.

Estos elementos arquitectónicos se expandieron no solo por España, sino también por América y Asia, dejando una huella indeleble en la historia del arte y la arquitectura.